Por más de 100 años, desde 1921 con la primera mención de la palabra “robot” en la obra de teatro R. U. R. del escritor checo Karel Capek, hasta la actual aparición de cientos de plataformas para la creación de imágenes y textos con IA, es que la inteligencia artificial se ha entrelazado en la historia humana.
Algunas de las principales herramientas para la investigación educativa, por ejemplo, hacen uso de la inteligencia artificial para simplificar sus procesos y serles de mayor utilidad a los académicos. Sin embargo, sus aplicaciones se centran en la organización o en el análisis de datos ofrecidos por el usuario, en ningún momento se trata de emplear la IA para redactar desde 0.
Este es el principal foco de preocupación entre el cuerpo académico: la creación de textos con IA. En especial de aquellos que buscan exponerse en congresos y publicaciones puesto que así es donde surgen la mayoría de las polémicas de índole legal acerca de la autenticidad de estos proyectos escritos.
Hoy en día, lejos de resolverse este problema, es un tema que sigue siendo motivo de debate entre los usuarios y las autoridades legales encargadas de gestionar las condiciones para aplicar derechos de autor sobre las obras. Esto nos permite ofrecerte un análisis reciente acerca de los desafíos legales y morales que enfrentan las personas que escriben usando IA o viven en un mundo en donde su uso es cada vez más generalizado.
¿Cuál es la relación actual de la IA y los derechos de autor?
Hace algunos años el contacto que tenía el uso de IA con los derechos de autor, es decir, el reconocimiento que ofrece el estado para garantizar que una obra es propiedad de un autor, giraba en torno a si el escritor había tomado información de internet sin parafrasear o citar correctamente, y por lo tanto, su trabajo carecía de las propiedades necesarias para llamarlo suyo.
En la actualidad con la popularización de Chat GPT después de su lanzamiento en noviembre de 2022, el problema ya no solo se centra en verificar si el autor tomó información de internet y no la citó como debía, ahora hay que considerar si en realidad escribió lo que redactó, aún y cuando no se encuentre otro texto similar en internet como para alegar plagio de algún tipo.
Obstáculos legales en el uso de IA
Para eventos como los congresos profesionales y académicos es fundamental que existan ciertas restricciones en torno a la autoría de los proyectos que se presentan, para evitar lo siguiente:
1.- Acusación de plagio
La capacidad de programas como Chat GPT hacen cada vez más sencilla la tarea de escribir una o dos líneas con comandos en donde se especifique el tema, longitud y estilo de un artículo. En menos de 1 min se recibe la redacción de más de 800 palabras, difíciles de catalogar como “plagio” al no compartir ninguna similitud en estructura con algún otro contenido de internet.
Muchos argumentan que dado que el autor escribió los comandos y la idea del artículo es suya, el resto de la redacción le pertenece y por lo tanto debe gozar de ciertos derechos de autoría. Otros afirman lo contrario, de ahí la aparición de leyes como las impuestas por el gobierno de Australia y el Tribunal europeo en donde se estipula que para que una obra esté protegida por derechos de autor, cada palabra debe ser producida por un ser humano.
Mismo argumento ha motivado iniciativas en México, como en el pasado foro “La imagen, personalidad y ética de la sociedad ante la inteligencia artificial” del Senado. En él la legisladora del PVEM, Alejandra Lagunes Soto Ruíz señaló la importancia ética de proteger a los autores frente al uso irregulado de la IA.
2.- Dificultad para discernir
Los avances en el campo de la tecnología nos han traído IA con la capacidad de emular ciertos rasgos de la creatividad humana, lo que resulta en un desventaja para quienes deben discernir y proteger estas obras bajo el amparo de los derechos de autor.
El problema es tal que, al menos que el escritor admita el uso de IA, no hay forma de verificar con certeza si se trata de una redacción por computadora o no. Toma por ejemplo la novela ganadora del Premio Akutagawa, Tokyo-to-Dojo-to de Rie Kudan, quien en entrevistas confesó haber utilizado un 5% de IA para la creación de su obra.
Tal situación no provocó un efecto negativo por parte del panel de jurados, dado que la novela exploraba un mundo en donde la inteligencia artificial ha tomado control sobre gran parte de la vida humana, el uso de IA para los jueces fue un elemento más del proceso creativo.
Ahora bien, esto en el contexto de congresos de investigación latinoamericanos pone en en una situación muy difícil a los jueces, de ahí la importancia de delimitar los requisitos en torno al empleo o sanciones por el uso de IA, así como explorar nuevos métodos de diagnóstico para determinar si el texto fue redactado o no por una computadora.
3.- Reproducción indiscriminada de la obra
Cuando una obra goza de la protección que ofrecen los derechos de autor, es imposible que se haga uso indebido de ella, sin el riesgo de repercusiones legales, en su mayoría económicas.
Sin embargo, dado que no en todas partes existe un consenso de cómo tratar aquellas obras hechas por IA, y en donde sí se ha llegado a la conclusión de que tales derechos de exclusividad no pueden ser otorgados, aquellas personas que sí usan IA se arriesgan a ver reproducida su obra sin su consentimiento.
Lo anterior, además de poner en tela de juicio su reputación como escritores, los excluye de recibir compensaciones monetarias, menciones sobre su autoría, ganar batallas legales e incluso conseguir tratos con casas editoriales o revistas en vista de que sus trabajos no cuentan con protección alguna y su autenticidad no es certera.
4.- Sustitución de la labor humana
Parte de la batalla legal en torno a la restricción del uso de IA en contextos profesionales de escritura es el peligro de la sustitución humana por computadoras que no necesitan de sueldo, condiciones laborales dignas o un seguro médico.
Un ejemplo de este problema es la huelga que sucedió el año pasado por parte de los escritores de Hollywood, en donde además de un salario digno, se peleó por restringir el uso de IA en el desarrollo de guiones dado que ésta se había empezado a usar en los estudios como una solución para ahorrar recursos y así no subir sueldos o contratar más personal.
Si hubiese una admisión, aunque fuese parcial del uso de IA, no solo en cine sino también en el entorno académico se perdería el valor humano y su capacidad para ofrecer puntos de vista creativos que ninguna computadora, por inteligente que sea, puede producir.
No sin mencionar las altas sumas que tendrían que pagar mandos superiores en compensación si se descubre que el deseo de usar IA es debido a que es más barato que darle la voz a un ser humano.
Soluciones: ¿Que debería hacer la ley?
Como lo mencionamos, varios países se han posicionado en contra de otorgar cualquier derecho de propiedad a las obras producidas por IA, para evitar obstáculos legales y darle la seguridad y apoyo a los escritores cuyo trabajo se podría menospreciar por no ser tan rápido ni barato como lo que hace una inteligencia artificial.
Y si bien la mayoría de las naciones se colocan en la misma posición, aún no existe un consenso universal sino únicamente iniciativas, que impida que sucedan lagunas legales sobre su uso. Hasta que llegue ese día académicos y profesionales de la escritura estarán en desventaja, sin embargo estamos seguros que pronto los resultados se pondrán a su favor.
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