En las últimas décadas, los estudios de género han evolucionado de manera significativa, como comentamos en uno de nuestros artículos anteriores. Esto ha permitido que los y las investigadoras puedan incorporar una variedad de enfoques teóricos y metodológicos. Entre estos, los estudios decoloniales han emergido como una corriente crítica que desafía las narrativas hegemónicas y eurocéntricas que predominan en el campo.
Estos se enfocan más en las historias, conocimientos y resistencias de los pueblos colonizados, ofrecen una lente imprescindible para examinar las intersecciones entre género, raza, clase y poder.
En este artículo exploraremos cómo los estudios decoloniales contribuyen a los estudios de género, destacando la importancia de un enfoque interseccional y transnacional.
¿Qué son los estudios decoloniales?
Antes de comenzar debemos entender qué son los estudios decoloniales. Se trata de un enfoque académico y teórico que busca analizar y desmantelar las estructuras de poder, conocimiento y representación originadas en la colonización y que aún persisten en la actualidad.
Una de las características principales de los estudios decoloniales es la crítica a la colonialidad del poder, del saber y del ser. La primera examina cómo las estructuras económicas y políticas globales configuradas por la colonización continúan perpetuando desigualdades.
La colonialidad del saber cuestiona la hegemonía del conocimiento eurocéntrico, abogando por la valorización de los conocimientos de los pueblos colonizados. Mientras que la colonialidad del ser analiza el impacto de la colonización en las identidades y formas de ser de las personas.
En otras palabras, los estudios decoloniales buscan descentralizar el pensamiento eurocéntrico como hegemónico, mediante la promoción de una visión más plural y diversa del mundo.
Como te podrás dar cuenta, este enfoque analiza todas las estructuras, por lo que es inherentemente interdisciplinario, involucrando campos como la sociología, la antropología, la historia, la literatura, la filosofía y los estudios culturales. Pero ¿cuáles son las implicaciones de la perspectiva decolonial dentro de la investigación en estudios de género?
Intersecciones entre los estudios de género y los estudios decoloniales
Para responder a la pregunta anterior debemos conocer que, si bien la teoría decolonial crítica los conceptos impuestos por la colonialidad/modernidad, no todas las investigaciones que se habían desarrollado en un principio reconocían el impacto que el género tuvo en la construcción de un pensamiento colonial en las sociedades del América, principalmente América Latina.
Por ello es que de los estudios decoloniales surgen los feminismos decoloniales los cuales, como menciona Karina Ochoa en su libro Miradas en torno al problema colonial se mantienen activos hoy en día, ya que adaptan sus análisis y sus críticas de acuerdo al panorama social, cultural y económico. Lo que permite que las investigaciones desarrolladas bajo esta perspectiva desvelen las distintas relaciones de poder que se encuentran vigentes.
Es decir, la integración de los estudios decoloniales, dentro de los estudios de género ofrece una perspectiva renovada y crítica sobre las intersecciones entre género, raza y poder. Con ello se obtiene una comprensión más completa de las dinámicas sociales y de las estructuras de opresión que afectan a las personas en contextos diversos.
Perspectivas y metodologías
Por mencionar una de las aportaciones de los feminismos decoloniales, tenemos la perspectiva interseccional, desarrollada por Kimberlé Crenshaw, abogada afroamericana perteneciente a lo que se conoce como feminismos negros. Este punto de vista reconoce que las experiencias de opresión y privilegio no se basan únicamente en una sola categoría de identidad, como el género o la raza, sino en el conjunto y en la interacción de múltiples categorías.
En cuanto a metodología, tanto los estudios decoloniales como los de género comparten un compromiso con la investigación participativa y crítica, que privilegia las voces y experiencias de las personas marginalizadas. Desafiando así las jerarquías tradicionales en la producción de conocimiento, promoviendo la colaboración y el diálogo entre académicos y comunidades.
Una manera en la que esto se puede ejercer es mediante el conocimiento situado de Donna Haraway en donde invita a reconocer la importancia de situar el desarrollo de éste en contextos históricos y culturales específicos.
Esto permite ampliar no sólo la forma en la que se produce el conocimiento sino que va a variar dependiendo de la cultura. Al aplicarse a las investigaciones de género, resulta en un enriquecimiento al incluir perspectivas y conocimientos locales y no occidentales
Impacto en las luchas feministas
Además, la incorporación de los estudios decoloniales en los estudios de género resalta la importancia de la agencia y la resistencia de las mujeres y comunidades no conformes en contextos coloniales y postcoloniales. Al documentar y analizar las formas en que éstas han y continúan resistiendo, se genera una reivindicación de luchas y experiencias, al mismo tiempo que se ofrece una visión más completa de la historia y la contemporaneidad.
Al final del día, la interseccionalidad entre los estudios de género y los estudios decoloniales no solo enriquecen ambos campos, sino que también proporcionan herramientas analíticas poderosas para entender y transformar las estructuras de opresión, abriendo espacio para nuevas formas de resistencia y emancipación.
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